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viernes, 20 de julio de 2012

¿Qué hacer?


Carlos Alberto Pasqualini

¿Qué hacer? moléculas coyunturales transitando el instante fugaz de una existencia, para muchos desolada.

¿Hacer una pre-visión optimista, basada en la “sabiduría” de profecías ubicadas en las antípodas de otras, que con la misma “certeza” señalan holocaustos?

Tal vez podríamos asomarnos, animarnos a meditar sobre la estructura de este ente “privilegiado” que somos, pero que no ha variado nunca en el cuidado de sí ni de su lecho madre y que no sabemos si habrá de poder variar.

Un ente que desde su ego, peri-metrado con débiles piolines abre su boca enunciando promesas, en tanto tantísimas veces lleva a la práctica todo lo contrario.

Desconocimiento, de piernas vacilantes, supuesto poseedor de un saber especulativo que a la vez ignora donde moran sus verdades, esas que siempre se escabullen por las grietas de los falsos discursos, débiles soportes de la convivencia.

¿Qué hacer con nosotros, mintiendo ser el amor, ahogando la verdad que nos constituye y permanece oculta y cuando no arrojada a los cubos de basura?

Nada, pero quizás mucho desde un silencio donde calle la promesa y hable la palabra del recogimiento donde cabría un plegarse, lejano y a la vez cercano, difícil de alcanzar pero no imposible, ante el despliegue creciente de un mundo que enceguece con el brillo de sus chafalonías y tapa la verdad de nuestra angustia-en-ser.

Poder al menos estar advertidos de nuestra precaria situación existencial, cuando arrojados entre los enigmas de un origen y un final, creemos disfrutar en mezquinas luchas, ilusorios espacios de poder.

Consecuencia letal, negada la carencia original, cunde la ceguera, mientras naufraga el amor.

Qué hacer además con nuestro lecho? Cuando en mérito a un moderno fortalecimiento expulsamos a los dioses y al misterio, fascinados por la construcción de modernas catedrales y espléndidos comandos cibernéticos que “lo pueden todo”.

Quizás sumar nuestra resistencia molecular para oponer un dique, que sin pretender contenerlo todo, impida hincar el diente sobre nosotros y el lecho que habitamos y al cual pertenecemos; lecho de apariencia frágil, generoso y tolerante, pero que agotada su paciencia habrá de castigarnos sin retorno.

Reflexiones sobre arte


Carlos Alberto Pasqualini

Es la presencia, sutil epifanía de la verdad del ser, aquello irrepresentable en el arte, cuando éste se eleva como obra; poesía escrita o imagen, entonces habrán de conmover.

Donación -conmoción, puro acto de co-apropiación entre autor y espectador, en el límite, donde la palabra calla.

Allí donde la luz amalgamada- en- sombras pueda enunciar desde su singularidad ese plus que trascienda la representación de la imagen poética; a la cual tal vez nada le falte en los aspectos formales de su composición, salvo esa innombrable causa-de-la-conmoción.

Por igual en la poesía escrita, la severa aplicación de cánones literarios habrá de brindarnos una factura impecable, pero siempre se verá superada por el innombrable-deslizar-de-las-palabras, intangible morada del ser.

lunes, 2 de abril de 2012

Morada Vacía

LIX

Algunos te confunden con la luz infinita
otros han querido alojarte en las tinieblas
tal, la desesperación humana
que intenta controlarte

Pero tú, desde el origen
has sido una perpetua sorpresa
y no has comenzado ni terminarás
en ningún horizonte

Te desparramas por el cosmos
y no tienes morada

Eres allí
en el juego de las mutaciones
el instante imposible
donde muere la noche
antes que despunte el alba

Eres el ayer no perdido
encuentro de instantes transcurridos
en el beso de todas las mañanas
uniendo al que se fue
pero no se ha ido
con el que vendrá
pero no ha venido

Tu luz no encandila
tu penumbra no aterra
ajeno a los valores que te asignan
no eres cautivo de sus leyes

Mismísimo azar
inmenso éter perforado de agujeros
mantienes tu enigma
ante los hombres

Te derramas, y alojas todas las moradas
aún las vacías
desde antes....
y después del fin